Bruja

Mi niña, la palabra "bruja" define a un tipo de mujer sabia, independiente, fuerte. Por siglos, las brujas fueron las mujeres que ayudaban a nacer a los niños, a curar a los enfermos, a consolar el dolor. Sabían escribir y leer, cantaban las canciones del pueblo, conservaban sus memorias. Las brujas eran el símbolo de la experiencia y el conocimiento de la tribu.
Con el tiempo, las brujas fueron señaladas como desobedientes y se les acusó de delitos y grandes terrores. El Cristianismo las llamó "Hijas del Diablo" por profesar su fe al aire libre, por celebrar los elementos y no al Dios de la biblia. Pero la palabra "bruja" nunca ha sido una mala palabra.
Ser bruja es un privilegio de espíritus libres, de corazones osados. Y sobre todo, de crecimiento espiritual pero en una dirección distinta a la que la gente comprende.
A la bruja se le ve como algo remoto, lejano. De otro tiempo. Pero la bruja no tiene edad ni tampoco una época, los espíritus fuertes trascienden esas ideas. La búsqueda de conocimiento siempre es la misma, a pesar de que transites caminos distintos a los habituales, a los evidentes. Y una bruja lo hace, sea con el conocimiento de las hierbas o caminando por una ciudad moderna.

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